Querida y odiada a la vez, tiene poderes antivíricos, reduce los espasmos en el asma y disminuye la presión arterial y el nivel de colesterol. Sin embargo, sus poderes se ven ensombrecidos por el escozor de ojos a la hora de cortar.
Al cortar cebolla, lloramos por culpa de una molécula syn-propanotial-S-óxido liberada al cortar sus tejidos. Esta molécula es un aceite esencial sulfurado muy volátil y se capta por la nariz al respirarla. La razón del lagrimeo es la irritación de las mucosas nasales al inhalar el gas que suele tener un radio alcance de unos 50-90 cm aproximadamente.
El secreto para cortar cebollas sin lágrimas es mantener cierta distancia respecto a la superficie de trabajo, la tabla, el cuchillo y la manera de cortar:
Al meter la cebolla en el congelador durante unos minutos o en la nevera durante una hora o más antes de cortarla, el gas emanado es menos volátil.
La tabla de cortar es importante porque nos ayuda a mantener la cebolla y sus gases alejados de nuestro cuerpo. Si es de resina, mejor.
Lo principal un buen cuchillo que debe estar muy afilado y sin muescas para que el corte sea limpio y no se machaquen las capas.
La forma de cortar la cebolla también influye.
Una buena técnica te ayudará a cortar con rapidez. ¿Quieres ver cómo lo hace Jaime Oliver? pincha aquí.